La creciente presencia en la vida pública de los niños y niñas trans y sus familias ha hecho que su situación sea cada vez más visible en nuestra sociedad, y que lo sea de una forma más abierta y positiva.
Sin embargo aún en nuestros días se trata de una realidad muy ignorada que produce una intensa sensación de estigma y aislamiento en las personas que se encuentran en la vida de estos y estas menores.
Las familias quedan con frecuencia en una situación de vulnerabilidad a expensas de profesionales de la sanidad o la educación no convenientemente preparados, y de una sociedad que, más o menos abiertamente, los rechaza.
Si consideramos que la familia está reconocida como la principal fuente de apoyo y salud para cualquier niño, y que es clave en su experiencia de vida, entendemos necesario hacer un acercamiento a la realidad de estos padres y madres. Conocerles y apoyarles será, probablemente, una manera segura de mejorar la calidad de vida de sus hijos e hijas transexuales.
Para los padres y hermanos el proceso que deben afrontar no siempre es fácil. Las investigaciones nos hablan de que es frecuente atravesar diversas etapas que incluyen estados de shock, sentimientos de culpa, vergüenza, rabia, problemas de comunicación, miedo al futuro, tristeza, y un largo etcétera. Estas dificultades junto con la incapacidad para sobrellevar las propias emociones, pueden contribuir a problemas serios de aislamiento y depresión.
Sin embargo, los estudio también indican que cada una de estas reacciones son parte de un proceso natural de adaptación a la realidad y que con el tiempo sin embargo se puede llegar a experimentar un enorme sentimiento de fortaleza y crecimiento personal, e incluso de orgullo por su hijo/a.
En cualquier caso, es evidente que no todos los procesos ocurren de la misma manera. El ritmo, intensidad y duración de cada uno, dependerá de las particularidades que presenten cada familia, y de los recursos y herramientas con los que cuenten.